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Reseña: En "Western Stars", Bruce Springsteen habla del viaje como un antídoto para el dolor

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"Bruce Springsteen On Broadway". Foto: Netflix

DISCOS

En su primer disco en cinco años, Bruce Springsteen ofrece 13 relatos sobre personajes del interior de Estados Unidos

Con Western Stars, Bruce Springsteen da por terminada la etapa retrospectiva que comenzó con Born To Run, su autobiografía en la que repasaba sus más de 40 años de carrera en casi 600 páginas. Además de las historias de sus discos, en el libro Springsteen ofrecía un relato sobre su depresión y la conflictiva relación con su padre que, en cierta medida, opacó una vida llena de éxitos. Más adelante, trasladó esta experiencia a Broadway, donde durante 236 noches presentó su historia de vida y la acompañó con versiones despojadas de sus clásicos a guitarra, piano y voz.

Tras esta mirada introspectiva llegó un nuevo comienzo en la carrera del músico de casi 70 años. El viernes publicó Western Stars —su primer álbum de estudio en cinco años— y anunció un nuevo disco con The E Street Band, su banda histórica, para el año que viene.

En las 13 canciones del sucesor del celebrado High Hopes (2014), Springsteen recupera el ambiente íntimo que dominaba las reversiones de sus clásicos que interpretó durante su estadía en Broadway. Si bien las nuevas canciones incluyen arreglos orquestales e instrumentos del country, el foco está puesto en su guitarra y en su voz, que se encarga de narrar una serie de historias sobre personajes que habitan el interior de Estados Unidos.

Los relatos que Springsteen reúne en Western Stars van dialogando entre canciones y el oyente puede notar que todo gira en torno a un eje: el viaje constante abordado como una escapatoria a los problemas. La canción que abre el disco, “Hitch Hikin’” (algo así como viajar a dedo), presenta un primer adelanto de esta idea. Con un estilo country, Springsteen construye la clásica idea del viajero errante de espíritu libre (que se ve representado con el caballo salvaje de la portada): “Solo estoy viajando por el camino / Los mapas no me sirven, amigo / Yo sigo el clima y el viento”, canta.

Este concepto se profundiza en “Wayfarer” (“Caminante”), una canción construida sobre ese espíritu del sonido californiano —un órgano, coros femeninos, arreglos de cuerdas y una guitarra muteada—. El narrador parece ser el mismo que la primera canción, aunque ya se ve la primera crítica: “Es el mismo viejo cliché, un vagabundo en su camino, moviéndose de ciudad en ciudad”.

Es a partir de la tercera canción,“Tucson Train”, que las ideas del viaje constante empiezan a tener un sentido. Sobre una batería que marca el pulso como si se tratara del ritmo de un tren viajando sobre las vías, Springsteen —o mejor dicho, su personaje— habla sobre las ganas de escapar: “Vengo aquí buscando una nueva vida / Una que no le tenga que explicar / A esa voz que me mantiene despierto por las noches”.

Estas ganas de huir se repiten en todas las canciones del álbum. El viaje, parecería decir Springsteen, es el antídoto a la soledad y a la decadencia. En la canción que da nombre al disco se narra la historia de un actor que vive del recuerdo: pasó de actuar en una película de John Wayne a trabajar en publicidades de tarjetas de crédito y trata de llenar el vacío con viagra y alcohol. Sin embargo, su único remedio parece ser sus viajes en auto por las rutas estadounidenses.

Pero Springteen deja ver que la evasión constante no es saludable y llega un punto en que hay que afrontarlo. Sobre este tema habla “Chasin’ Wild Horses”. “Dejé mi casa y dejé a mis amigos / No me despedí”, canta en tono de arrepentimiento. Lo mismo sucede en “Drive Fast (The Stuntman)”, que describe a un hombre lleno de cicatrices físicas y emocionales: “No te preocupes por el mañana, no te preocupes por las cicatrices / Sólo conduce rápido, cae duro”,

Las dos canciones más crudas de Western Stars son la breve “Somewhere North of Nashville” y “Moonlight Motel”. La primera habla sobre un músico que dejó a su mujer y viajó para encontrar la inspiración, aunque en vano (“Por el trato que hice, el precio fue fuerte /Te cambié por esta canción”), y la segunda aborda la historia de un hombre solitario que sigue esperando a su amante, ya desaparecida, en el motel donde acostumbraban verse. El músico describe un lugar casi abandonado, como el corazón de ese hombre solitario.

Sin dudas, Western Stars marca el regreso de Springsteen en su mejor forma. El artista sigue apostando a su trabajo como cronista, donde propone letras con imágenes casi cinematográficas. El jefe volvió y hay varias razones para celebrarlo.

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